El recuerdo del olor a su tierra, mezclado con su llanto, fue cubriendo de surcos su rostro, y un día cualquiera ese negrito tuvo un hijo en sus brazos, y este nuevo negrito nació americano. Y una tarde cualquiera, de látigo y escarnio, una india caribeña le parió otro negrito raro.
Ese nuevo negrito sufrió la esclavitud mirando su mundo con ojos oblicuos y cabello ensortijado, y comenzó a cantar con su tambor bajo palmeras, mecidas al compás de las olas, y ese negrito raro una noche de ron y de rumba enloqueció de amor al ver los ojos azules de aquella francesita de labios pintados, y se apareó con ella. Y les nació un negrito mucho más raro. Aquel nuevo negrito tenía la piel de miel y los ojos verdes cuajados de esperanza, y a su rostro lo adornaba una boca sensual y unos ojos en flor.
Y siguió la historia de aquellos negritos cruzándose entre negras, indias y extranjeras en aquel calor infernal de las primeras quimeras, entre brujerías y ritos, tambores y canela. Han pasado cinco siglos, y en aquella isla pura, de cristal y sol, ahora corre una sangre de color mulato y
sabor a guayaba, de música alegre y sinfónicas de miel con ritmos de cañas y violines, y el tataratataratatara abuelo que llegó en aquellas primeras carabelas desde el cielo ríe al ver a su tataratataratatara nieto tocar el arpa con manos de ángel y rostro de primavera.
Hoy, un mulato se mira en el espejo y ve un poco de aquel negrito, de aquella india taina y de aquel caballero europeo que un día golpeó a la abuela y engendró en el cañaveral a la esclava de ojos oblicuos.
De aquellos esclavos nos nació la patria, y este mulato sería borincano “aunque naciera en la luna”*.
* frase de un poema de Juan Antonio Corretjer (Poeta Puertorriqueño)
Carmen Amaralis Vega Olivencia
Blog de Carmen Amaralis Vega
HE INGRESADO NUEVAMENTE, y leìdo con emociòn tus escritos, siempre maravillosos y exactos, estimada amiga Carmen. La raìz històrica del jìbaro o boricua que se grafica en el "trasplante" de sus ancestros hacia la Isla del Encanto, muestra tu profundo amor a tu Paìs, y el reconocimiento a los altos valores humanos que llegaron a afincarse en tu bellìsima Isla, para configurar con el tiempo una sociedad tan plena de realizaciones sociales y culturales, que jamàs renunciarà a su legìtima identidad nacional. Por ello debo felicitarte, y asimismo por el constante ejercicio de tu pluma que viene siendo admirada y aplaudida por la crìtica internacional, y por quienes tenemos la suerte de ser tus amigos.
Ahì està la miel, los tambores, los rostros primaverales o las manitas de àngel. Gracias por hacerme recordar a nuestro brillante amigo el Profesor Emilio Dìaz Morales, asì como mis inolvidables momentos vividos en Puerto Rico. Recibe mis cariñosos abrazos
Raúl Gálvez Cuéllar
Estimado y distinguido amigo Raúl Gálvez Cuellar, sus palabras me llegan a lo más profundo del corazón. Sí, es cierto, amo a mi Isla de Puerto Rico sobre mi propia vida, y me siento orgullosa de haber nacido es esta tierra cálida y alegre, donde existe amor a manos llenas para ofrecer al que nos visita. Me siento muy honrada y agradecida por incluir su comentarlo a mi relato “Hubo una vez un negrito” que aparece en lo nuevo de mi blog. Sabe que usted tiene su segundo hogar aquí en el mío, y nunca olvidaré lo maravillosamente feliz que fui en su hogar durante mi segunda visita al Perú que amo tanto. Reciba mis afectos más sinceros,
Carmen Amaralis
Ya lo he leído, mil gracias Raúl, tanto a ti por tu generosidad, como a nuestra amiga Celia, por su tiempo y dedicación, me siento muy honrada y feliz por tan hermoso regalo. La raza mestiza es nuestro orgullo, en genética se ha demostrado que el neonato adquiere las mejores características de cada raza: la bravura de nuestros indios caribeños, la fortaleza de los negros y la elegancia y donaire de los europeos. No podríamos pedir más. Sé que somos una raza mestiza hermosa, por algo hemos tenido cinco Mis Universos en una isla de solamente 4 millones de habitantes.
Un abrazo cálido para los dos y para todos nuestros amigos peruanos. Carmen Amaralis
http://www.carmen-amaralis.com/ESCRITOS/unnegrito.htm
Estimado y distinguido amigo Raúl Gálvez Cuellar, sus palabras me llegan a lo más profundo del corazón. Sí, es cierto, amo a mi Isla de Puerto Rico sobre mi propia vida, y me siento orgullosa de haber nacido es esta tierra cálida y alegre, donde existe amor a manos llenas para ofrecer al que nos visita. Me siento muy honrada y agradecida por incluir su comentarlo a mi relato “Hubo una vez un negrito” que aparece en lo nuevo de mi blog. Sabe que usted tiene su segundo hogar aquí en el mío, y nunca olvidaré lo maravillosamente feliz que fui en su hogar durante mi segunda visita al Perú que amo tanto.
ResponderEliminarReciba mis afectos más sinceros,
Carmen Amaralis