jueves, 5 de octubre de 2017

A G R A D E C I M I E N T O S

Apreciado José Pablo: Te ruego que en mi nombre agradezcas infinitamente a las destacadas escritoras españolas Sagrario Núñez y Pilar Cavero, por sus generosos elogios a mi persona. Muchas gracias y otro abrazo. RGC


 

ACLARACIÓN

Los presentes Artículos de Raúl Gálvez Cuéllar datan de diez años atrás. Actualmente, RGC registra más de treinta (30) libros publicados

Fw: Los sombreros de Dayana



Los sombreros de Dayana
Novela del autor peruano José Pablo Quevedo


POR: RAUL GALVEZ CUELLAR
 

Esta es una novela cruda, rudimentaria si se quiere, pero de enorme trascendencia histórica.

Bertolt Brecht dijo que "no hay nada más importante que aprender a pensar toscamente. El pensamiento crudo es el pensamiento de los grandes hombres" Brecht anotaba en su Diario sus reflexiones aplicando la dialéctica del contraste para hallar la verdad y combatir el dogma. Hoy, el escritor piurano José Pablo Quevedo que tenía guardadas durante 30 años sus anotaciones de estudiante, asume su propia dialéctica del pensamiento regresivo, da vuelta a la manga de la historia y publica sus experiencias que devienen en este testimonio veraz y digno de ser evaluado en su contenido perspectivista. Los sombreros de Dayana aparece con precisión temporal, ni antes ni después: espejo inolvidable del pasado que se repite miles de veces, y del cual el propio autor había vaticinado que "el río en su regreso nos traerá el espejo donde perdimos nuestros rostros".

En efecto, no se han perdido los rostros de Dayana, Elisa, Kerstin, Elena o Anne; ni los de Sergio, Mateo, Aníbal, Felipe o Eduardo, que son algunos de los personajes de este libro que vuelven en la cuenta regresiva del poeta, quien al plantear su circuito dialéctico había escrito que "ese río será el que pase por todas las orillas".


Los sombreros de Dayana es una novela más social que literaria, verosimilista y con elementos autobiográficos, que narra en 23 capítulos y un epílogo todo lo que puede ocurrir a un círculo de jóvenes becarios de ambos sexos y de diversas nacionalidades, que provienen de las canteras progresistas para residir en el fenecido Estado de la RDA desde los años setenta, cuando el Gobierno Peruano del General Juan Velasco Alvarado restablece relaciones diplomáticas con los países socialistas, situación que permite al narrador-protagonista (Sergio) viajar primero a Cuba y luego afincarse en Alemania donde hasta hoy reside.


Los sombreros de Dayana produce un disloque en la novelística tradicional y aún en la narrativa político-social de los últimos tiempos, porque revive un capítulo de repercusión mundial que no había sido visto desde sus interiores, como es la división de Alemania antes de su Reunificación. Quevedo reivindica a las Letras con su discurso realista, veraz, serio y responsable contra la avalancha de novelas del imaginario y de puro entretenimiento. El escritor mexicano Carlos Fuentes ha dicho que "las civilizaciones necesitan la novela para recuperar verdades y realidades perdidas. Para redescubrirse". En el raconto de José Pablo los actores son reales si bien figuran con otros nombres: en su trama prevalece la verdad sin disfraz, lo que nos lleva a las palabras de Efraím Medina Reyes, quien al analizar la novela "Esta Salvaje Oscuridad" de Harold Brodkey, dice que "la verdad es el punto de partida, la apuesta esencial, sin ella ninguna literatura importa" (Revista Alhucema, Granada, N
? 15, Junio 2006).


De las aventuras de cada estudiante podría escribirse otro libro, debido a la riqueza temática del contexto del que ya se ha leído en idioma Alemán cuatro de sus capítulos, y en cuyos auditorios se han reconocido algunos de los biografiados que actualmente viven en diversos países, compaginando la prolongación de sus propias historias. El autor tiene la ventaja de conocer Alemania, antes, y después de la caída del muro; y en este orden de consideraciones tenemos que decir que este primer tomo corresponde al Socialismo Rea
l de un Estado ya desaparecido pero más humano que los de los países capitalistas; en tanto que el segundo tomo –que desde ya anunciamos-, se vive con los cambios en el país de los pinos, desde que se abren las fronteras y las multitudes salen por los largos corredores de la estación Friedrichstrasse hacia el sector occidental: desde que la gente va y viene por el puente, cruzando día y noche la calle Bonholmer.

José Pablo Quevedo es doctor en filosofía por la U. de Humboldt, es poeta, ensayista y ahora novelista. Autor de numerosas piezas de teatro, lleva publicados más de diez libros entre poesía y antologías bilingües. También prepara un Tratado de Filosofía que parte de una nueva óptica en el campo de la filosofía de la historia; obra que por su singular dialéctica marcará en este siglo un valioso aporte en la historia de la filosofía. Pero volvamos a esta novela:
El lector tendría que ser llevado por la fuerza hacia una ducha, y ser puesto violentamente bajo un chorro de agua semihelada, para comprender el impacto que sufrió Sergio al ser catapultado desde su cálida provincia hasta la exacta Alemania, donde una madrugada fue obligado a bañarse desnudo entre desnudas en el mar de Prerow, al punto que en esa misma tarde su compañero "el Sapito Luis" le dijera "has entrado en el paraíso pero no te has comido la manzana".

En el internado de las escuelas superiores de Dresde en la RDA, los estudiantes hombres tenían sus dormitorios separados de las mujeres: una muralla y una guardianía los distanciaba, y entonces los muchachos "cocinaban huevos en sus propios cerebros" para burlar la guardia y llegar hasta las hijas de Eva, convirtiéndose para ello en gatos techeros que trepaban árboles para ingresar por las ventanas a los cuartos de las damas impacientes, quienes formaban cadena estableciendo "vigilancia" que permitiera la entrada de varones. Para estos fines se lanzaba golpes de tambor, señales de encender o de apagar la luz en los aposentos, tirar piedritas con una liga o emitir algún silbido, hasta que un día el saldo fue de un hombre desmayado y una mujer con el brazo roto, que fueron conducidos a la enfermería de emergencia.

El relato fluye en lenguaje cartesiano, sin preocupaciones técnicas ni de forma: su autor muestra capacidad descriptiva y dotes de retratista en la caracterización de los personajes cargados de ensueño y de emoción social, mas con defectos propios de la juventud: el poeta, el filósofo, el germanista, el historiador, el cubano, la estafadora, el hegeliano, la religiosa, la pintora, la lesbiana, la revolucionaria, etc. etc., estructuran el texto fundamentalmente dialógico donde el narrador se esconde o aparece en segunda o tercera persona, e inesperadamente en primera persona.

No todo es entretenimiento ni búsqueda de nuevas sensaciones en una etapa en que se quiere cambiar al mundo y ayudar a sus países de origen como Perú, Cuba, El Salvador o Nicaragua, sino que en los argumentos se registra situaciones de angustia, dramas de muerte súbita, y escenas de intensas pasiones de amor.
No olvidemos que José Pablo Quevedo es ante todo poeta y que ha trasladado el más fuerte erotismo de los incas a los poemas de sus libros Variación de la Luz, Las Márgenes Ocultas de la Lluvia, y Orillero Mar, en los que inmortaliza a sus musas de ojos verde-caña.

A la lectura del libro se revive las tertulias de la Saülenmensa (cafetería de las columnas) o las del Café Viena de la avenida Schönhauser Allee, donde los estudiantes entre cafés, cognacs y empanadas proclamaban su solidaridad con las masas populares del mundo, con un cigarrillo en la boca, -que quizá por puro exhibicionismo-, activaban largas conversaciones en los mejores años de la vida de todo hombre y de toda mujer (los años universitarios).

Este heterogéneo pero unido grupo de alumnos nos pasea en los trenes urbanos para contemplar la nieve, las lluvias aritméticas contra las ventanas, o la caída de las hojas en el otoño. Nos llevará por el Banco Vallejo a orillas del Spree, por la plaza Franz Mehring, la avenida Unter den Linden, o hasta la Estación de Lehrter Bahnhof a gran velocidad. En suma,
Los sombreros de Dayana es el diálogo con el río que regresa pero que no llega sólo a las orillas, sino que nos trae el espejo de su alma, que es asimismo el alma de su autor, plena de sabiduría y de proyección de hermandad universal.

RAUL GALVEZ CUELLAR: Peruano, Poeta, narrador y crítico. Abogado, pedagogo, ex-magistrado, ex-profesor de Derecho, Filosofía, Lingüística, Literatura e Idiomas.
Tiene diez libros de cuentos publicados, también tiene un libro de poesía y muchas publicaciones de comentarios en el Perú y el extranjero.

Fw: FILOSOFIA Y POESIA EN LA OBRA DE JOSE PABLO QUEVEDO




 

FILOSOFIA Y POESIA EN LA OBRA DE JOSE PABLO QUEVEDO

(POR RAÚL GÁLVEZ CUÉLLAR *)

 

En Agosto y Setiembre del 2007 el Perú fue sacudido por el magma sísmico de MELOPOEFANT, con la presencia en diversos eventos literarios, del poeta peruano José Pablo Quevedo quien radica en "El Berlín de las mil y una noche", según frase que inscribe en "ORILLERO MAR", libro reciente y simultáneamente editado con "HUELLARIOS DEL FUEGO Y DEL CARACOL": el aeda pues viene de protagonizar en su país de origen las presentaciones de sus dos últimos libros de poesía.

 

Como se sabe, MELOPOEFANT (Sismo Poético Resistente con sede en Berlín y del cual Quevedo es co-fundador), es un movimiento poético–cultural humanista que reúne a destacados creadores de varios continentes, y desarrolla intensa actividad –entre ellas la editorial-, desde la unificación de las dos Alemanias.

 

Filósofo de raza y poeta por obligación del destino, José Pablo Quevedo sigue asombrando a la crítica por la hondura de su pensamiento y por su singular estilo. Identificado con la Naturaleza y comprometido con la historia de América vía Mundo Andino, su obra sobrepasa al puro goce estético y alcanza in fine el ideal social y espiritual del arte para la transformación del hombre.

 

El poeta–filósofo, o filósofo-poeta, no importan denominaciones, nos conduce al rompimiento del orden lógico, al trastocamiento de las disposiciones espaciales y a la supresión de la linealidad habitual. Huye de la realidad pero hace real a la metafísica como en un automatismo psíquico puro que consagra el poder absoluto del instante, ajeno a todo control ejercido por la razón.

 

Quevedo ha meditado en los lineamientos de Thales, Anaxímenes, Heráclito, Parménides, Pitágoras, Jenófanes o Demócrito, porque incorpora en su poética elementos fundamentales como el agua, el aire, el fuego, la luz, la naturaleza o el átomo; pero estos basamentos filosóficos que convierte en sillares poéticos, tienen el acabado de la filosofía alemana de todos los tiempos, y así podemos señalar a Fichte, Schelling, Krause, Hartman, Schopenhauer, Leibniz, Kant, Hegel, Heidegger y Wittgenstein; lo que no quiere decir que José Pablo no tenga su propia filosofía, puesto que sí la tiene y es la del MUNDO ANDINO con sus connotaciones geopolíticas, e híbridas por la inserción de nuevos valores sociales que condicionan la adquisición de hábitos en sociedades determinadas, partiendo asimismo de determinado momento histórico, lo cual plantea para el filósofo la validez del conocimiento científico en el curso de los procesos culturales, psicológicos y sociales.

 

Quevedo guarda distancia entre el dogmatismo y el escepticismo, y se orienta hacia el criticismo kantiano; es racionalista a lo Descartes, y relativista como Spengler; naturalista como Spencer, e idealista absoluto como Hegel; dialéctico como Marx o Engels, y existencialista como Heidegger. También apreciamos en sus libros influencia del positivismo lógico de Wittgenstein, y principalmente en el empleo y análisis del significante en la cadena lingüística.

 

Esta formación académica unida a su innata sensibilidad, propiciaron en el poeta la contemplación filosófica, ensanchando los límites del YO, partiendo del NO-YO. En efecto, según Bertrand Russell, se alcanza la ampliación del YO cuando no se la busca directamente y se trasciende al universo. Y contrario sensu, en la especulación filosófica, el egoísmo es un obstáculo para el crecimiento del YO. "En la contemplación, al contrario, partimos del NO-YO, y mediante su grandeza son ensanchados los límites del YO; por el infinito del Universo, el espíritu que lo contempla participa un poco del infinito". Estas notas transcritas del libro "Lecturas Filosóficas" de Augusto Salazar Bondy, y que refieren a "El Valor de la Filosofía" de Bertrand Russell, nos llevan a considerar el espíritu colectivo del poeta y su sentimiento generoso, obtenidos de su contemplación opuesta a la especulación:

 

En los ojos del tiempo

su YO

y su plural.

Y entre los dos

el no-yo

(Los Deshielos del Tiempo)

 

 

(...)y se perpetúan

mil yoes sobre las arenas

 

(Huellarios del Fuego y del Caracol)

 

 

Otro elemento básico en la poesía quevediana es la PIEDRA. "En el interior de las piedras están los sueños de los hombres". "Piedra soy. Perfecto es tu soñar". "Los ojos que ven el mundo son los ojos de la piedra", son algunas de sus expresiones. Entre la variada fauna que vive en su poesía, destaca el CARACOL, que suplanta al poeta. Ha dicho Hegel del poeta lírico, que aunque éste trate temas objetivos, "el gran poeta lírico se alejará y terminará por hacer su propio retrato". También José Pablo es tierno y reminiscente como Oquendo de Amat. "Cavila aún desde un niño el corazón" es el titulo de un bello poema en "Orillero Mar", donde se lee que "la luna que conoció / en su país de sueño, era otra". Este mismo corazón de niño no permite que mueran los caracoles cuando llueve en Bernau donde habita el poeta: cuando éste se dirige a la Estación de Trenes de Bernau para trasladarse a Berlín, los moluscos se desplazan alegremente por las pistas y veredas que brillan bajo la lluvia; y es entonces, que in itineri, el escritor los levanta cuidadosamente y los devuelve a sus yerbas para evitar que sean pisados por automovilistas, ciclistas o simplemente por peatones. Sólo este hermoso gesto de amor, refleja al artista genial. Ha dicho José Carlos Mariátegui en "7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana", que "el artista genial no es ordinariamente un principio sino una conclusión. Aparece, normalmente, como el resultado de una vasta experiencia".

 

El ilustrado criterio de nuestro poeta caracolero y filósofo, ha desbaratado dialécticamente las tesis del río de Heráclito, de la luz de Platón, o de la piedra de Darío, para mencionar sólo unos ejemplos que desarrollaremos adelante. (No olvidemos que en "Lo Fatal" del gran Darío, la piedra es dura e insensible). En el entretanto, saludamos las impecables publicaciones en Lima de los libros ORILLERO MAR y de HUELLARIOS DEL FUEGO Y DEL CARACOL bajo el sello de Alejo Ediciones y bajo el cuidado de Santiago Risso.

 

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* RAÚL GÁLVEZ CUÉLLAR

Poeta, narrador y crítico.

Abogado, ex-profesor de Idiomas,

de Filosofía, Derecho, Lingüística

y Literatura