La muerte no existe,
que los muertos hayan muerto es otra mentira:
viven con nosotros,
abren nuestros párpados en la mañana,
nos siguen y se sientan a la mesa.
La muerte está muerta: la mató el recuerdo
de tu habla que regresa con el tiempo,
de tu voz sin la que no puede andar mi soledad.
Por eso debo negarla,
negarla absolutamente,
porque la muerte no es sino una palabra
que pasa como una nube bajo el cielo.
RAÚL GÁLVEZ CUÉLLAR
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