sábado, 22 de diciembre de 2018

CUENTO CORTO DE RAÚL GÁLVEZ CUÉLLAR



SANTO Y SEÑA 

En mis años de efervescencia universitaria existían grupos antagónicos, y el entusiasmo desbordaba entre estos grupos.
Para proteger el secreto de nuestras reuniones y de algunos documentos "estratégicos", vale decir para identificarnos, fijamos una contraseña para reconocer a los nuestros, y en su caso expulsar a los soplones.

Cada vez que encontrábamos a un sospechoso entre los miles de universitarios, le aplicábamos la contraseña de "Cuchillo-cuchara"; y el sospechoso debía contestar "Viva el Che Guevara" para que se le considere de los nuestros (de la Izquierda Revolucionaria).

La contraseña completa era: "Cuchillo-cuchara/Viva el Che Guevara"

Un día encontramos en los ambientes privados de nuestro movimiento estudiantil, a un desconocido que posiblemente había ingresado por las ventanas, ya que las puertas de acceso estuvieron cerradas. El extraño al vernos, quedó terriblemente asustado, y entonces pronunciamos la palabra clave: "cuchillo...", pero el intruso no respondió. Él no sabía qué hacer para aparentar que era de nuestro grupo, mientras aumentaba su nerviosismo.

Con el fin de ayudarlo, pronunciamos "cuchillo-cuchara" , pero el estudiante no reaccionaba para nada y ya todos queríamos expulsarlo a puntapiés.

Se le dio la última oportunidad para completar el santo y seña: "cuchillo, cuchara"... "cuchillo, cuchara"...

El falsario estudiante después de pensar un buen rato, mirando al techo y dando la impresión de recordar, exclamó ¡¡¡ TENEDOR!!!

Demás está contarles que recibió una soberana paliza.






 

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