miércoles, 25 de junio de 2008

TODOS VUELVEN

TODOS VUELVEN
(Por Raùl Gàlvez Cuèllar)


Cuando regreso a Lima con mi esposa Lucyta, cargando maletas y/o maletines de mano, nuestra vecina suele recibirnos con una sonrisa y la frase "todos vuelven". No hubiera escrito estas líneas, si hoy ingresando a Lima no hubiésemos visto - desde el carro que nos traía-, un violento asalto de tres malhechores contra una pareja de estudiantes. Tras forcejeos, golpes, carreras y andanadas de piedras, distinguimos finalmente que algunos policías perseguìan a los ladrones. Entonces concebí la idea de hacer este Artículo. Como reflexión del contraste.

Volvíamos de un viaje de placer, del encantador pueblo de Antioquìa, beatífico lugar de casas artísticamente pintadas. En estos momentos estamos saboreando una manzana, obsequio de una bolsa de frutas de la dueña de casa que nos alojó: que nos confió las llaves interiores y de la puerta de calle, mientras ella salía para cosechar en su chacra.

Pero nosotros queríamos conocer más, y alquilamos un auto que nos condujo a Cochahuayco, a Villapampilla y a Orcocoto, pequeños y silenciosos paraísos entre cordilleras, donde todo lo que existe es paz, aire puro y sol.

En el trayecto de retorno hicimos una parada en Cieneguilla para saludar a nuestro amigo poeta Renàn Vargas, quien nos hospedó en cómodo bungalow. Jugamos billas, y oh sorpresa, mi esposa Lucyta me ganò tres mesas contra una. Pero arriesgando mi reputación (fundada o no) de caballero, tendría que agregar en honor de la verdad, que al embocar varios "sapos", ganaba con las justas a mi calificada contendora.

Ahora Uds pensarán ¿pero qué nos importa todo esto?...

Mi reflexión (que aspiro despierte y avive otras en mis amigos), es cuestionar si esto es vida para alguien que se crea poeta. ¿Cuántos años de vida me quedan?. ¿Debo seguir en esta terrorífica Capital, catapultado por mi suerte, cuando hay tan bellos pueblos entre los Andes?...

Obviamente tengo respuestas que callar hasta que los hechos hablen.

Al término de estos apuntes para la Sociedad de Poetas y Narradores, deseo añadir que teniendo pendiente varios prólogos y trabajos de análisis literarios, mi mayor preocupación es avanzar en mis investigaciones filosóficas de mancomùn con el filósofo peruano José Pablo Quevedo, sobre la Dialéctica Regresiva, Repetitiva y Diferenciada.

Y que hasta que concretemos este caro sueño, no creo que haya lugar para el reposo.

TODOS LOS DÍAS PASEO

TODOS LOS DÍAS PASEO

Despierto alegre
al canto de ruiseñores
al sol de primavera.

Abro las cortinas, las ventanas
y salgo al verde
inmenso, perfumado.

Los árboles me cuentan
Íntimas confidencias;
La brisa de la mañana
Ondea mi ralo cabello blanco.

Hoy nuevas flores se abrieron al paisaje
del borde del río,
en el diario paseo de mis años
de retiro voluntario
con la naturaleza y con mi sombra
que miran las montañas y las aves.

Mis pasos se hunden
cada vez más livianos,
lentos sobre la yerba de la tierra
que abre sus brazos a mi espíritu sereno,
dulce por el olvido de las urbes,
pero más dulce por el olvido de tu nombre.

Y claro que esto es mentira,
pero es mi sueño. Mi sueño.

martes, 24 de junio de 2008

MANTARO

MANTARO

Había sonado el trueno
antes que abra la ventana
y los árboles se aloquen
al estrépito del agua
que levanta el aroma de la tierra
de la tierra mojada y de los brillantes eucaliptos.

El barro circula por mis venas
porque mi sangre es savia
hundida en el suelo que me llama
y me extiende en los verdes espacios.

Y lo que es el tiempo:
llego al mismo puente
sombreado de ramajes
de tus cabellos sobre la corriente;
y oigo nuevamente, y oigo
innumerables voces de campanas idas
que no quieren despedirse, menos decir adiós,
si corres por el campo tomada de mi mano,
y esta es la hora en que la flor se detiene
al vuelo de la mariposa naranja,
cerca de la iglesia inmóvil
y que en silencio espera nuestra entrada.

Mira cómo lloraron los árboles
cómo crecieron esperando tu regreso
y levantaron nuestras preguntas:
cuándo se dibujaron los hipocampos,
el río, el valle, la montaña;
y hasta dónde es el cielo,
sobre los desiertos y las grandes ciudades
donde en vano he llevado mi soledad.

Foto de la histórica visita de Raúl Gálvez Cuéllar y José Pablo Quevedo a Chiclayo en el 2007.

miércoles, 11 de junio de 2008

LOS RIOS Y LOS MOLINOS DE JOSE PABLO QUEVEDO

LOS RIOS Y LOS MOLINOS DE JOSE PABLO QUEVEDO
Por Raùl Gàlvez Cuèllar.


La Revista de Poesìa "Paradoja" (diciembre 2007, USA) publica el poema "Rìos que pasan siempre cambiantes" que elaborara Josè Pablo Quevedo en momentos en que gestàbamos un libro de Filosofìa. "Rìos que pasan..." pertenece al Corpus inèdito de LOS MOLINOS DE LA NOCHE.

Debemos reconocer sin menoscabo que actualmente Josè Pablo Quevedo representa una de las màs altas notas de la Poesìa en nuestro Continente; y nos llama poderosamente la atenciòn el deliberado silencio de la Prensa y de la Crìtica Oficialista, que sì ponen de relieve los textos del Chavo del Ocho, agotando las entradas de a 357.00 soles en un Colegio Particular. Otro ejemplo de la cursilerìa limeña es propalar a todos los vientos el libro de la sexòloga Alejandra Rampolla "Sexo...¿Y ahora què hago?", del que se anuncia un rècord de ventas. Todo estarìa bien si asimismo se destacara con parecido ènfasis las obras de nuestros grandes pensadores como Josè Pablo Quevedo, quien desde Alemania vive pendiente de los trascendentales acontecimientos en los escenarios de Amèrica y del mundo, y que simultàneamente desarrolla su Tesis Filosòfica neo-dialèctica regresiva, repetitiva y diferenciada.

Nuestro poeta de la metàfora històrica, o si se quiere Filòsofo de la Historia, asume en este contexto una poesìa filosòfica en la que muestra su elevado, profundo y claro razonamiento. Los Molinos de la Noche acusa depurada estilìstica, en un fondo donde se percibe el alfa y el omega, apuntalando un devenir de connotaciones hidrogràficas que develan en todos los tiempos al eterno movimiento que produce la metamorfosis de la naturaleza, del hombre y de la sociedad.

Para interpretar al poeta y analista Josè Pablo se requiere una previa concentraciòn y alguna experiencia valorativa en cuanto a categorìas filosòficas que nos permita clasificar la jerarquìa en sus versos, y descubrir la intenciòn de rangos que se confiere en la elaboraciòn poètica.

En varias ocasiones me he referido a la literatura quevediana, subrayando sus caracterìsticas en temas y estructura que aùn mantiene, no obstante que tambièn lo haya tildado como al poeta de las mil voces. En efecto, nadie sabe còmo va a escribir JPQ: al anàlisis de sus libros hemos distinguido sus diversas facetas, y nada nos impide considerar que Los Molinos de la Noche pueda ser la consumaciòn de su trajinar poètico, si se tiene presente que Josè Pablo tambièn se dedica al Ensayo y a la Novela, asì como a otras actividades artìsticas.

Lo categòricamente cierto es que Josè Pablo Quevedo no va a cambiar su actitud filosòfica que refleja con mayor exactitud y sìntesis en su poesìa de los molinos, donde prevalece la memoria del tiempo, abierta en flor en miles de rìos que recorren miles de poblados "con el color mismo de la vida"; y en la que el agua que se renueva sin descanso, es la sangre del corazòn, que a la manera de un hombre-rìo alcanza su fin en la desembocadura del oceano.

En otra oportunidad espero seguir con el estudio de la vida y obra de este singular poeta y filòsofo peruano. Por ahora deseo incluir este bello poema que inicia el contexto de Los Molinos de la Noche.
Raùl Gàlvez Cuèllar.



RIOS QUE PASAN SIEMPRE CAMBIANTES

Para Raùl Gàlvez Cuèllar

Ríos que pasan siempre cambiantes
Tienen la memoria del tiempo
Ellos pasan solamente
Sus caras van lavadas al sol
Siempre en oro y en grana.

Ríos que pasan siempre cambiantes
Dejan su memoria en los pueblos
Son nobles pero otros siempre son
Ellos construyen, ellos destruyen
Imperecederas son sus huellas.

Ríos que pasan siempre cambiantes
Son cristalinos, rumurosos y osados
En el impulso vital de sus cauces
Tienen la memoria de mil pueblos.

Ríos que pasan siempre cambiantes
Llevan el color mismo de la vida
La vida es el tiempo que se abre en flor
Ella es nube, es lluvia y es trueno
Líquido que es la sangre del corazón
Que hacia la mar camina perdurable.

JOSE PABLO QUEVEDO.