sábado, 22 de marzo de 2008

Una pena muy honda

El pesimismo de Jorge Luis Borges sobre 'el destino de los poetas' se cumple exactamente ante la tràgica desapariciòn fìsica del Poeta de los Humildes Teodoro Rosales Ramos, a quien la Sociedad de Poetas y Narradores de la Regiòn, presidida por Julio Solòrzano y por Celia Ariza, iba a homenajear en agosto pròximo a travès del IV Concurso Regional Escolar de Declamaciòn 'Teodoro Rosales Ramos'. Pero el poeta ha muerto.
Julio Solòrzano y Celia Ariza tenìan planeado realizar otra visita en Barranca para el mes de mayo y encontrarse con el poeta. Pero el poeta ha fallecido.

En la Pàgina de la referida Sociedad de Poetas se puede ver una Entrevista pre-mortem que cobra en estos momentos un valor inusitado, por su contenido humanìstico y de apoyo al aeda: pòstumo Artìculo digno de releerse donde aparecen varias fotografìas a orillas del mar.
El poeta y filòsofo peruano Josè Pablo Quevedo, radicado en Alemania, ha denunciado el secular abandono hacia el poeta por parte de una sociedad indolente, y la total indiferencia de las Instituciones Oficiales encargadas de velar por la cultura. Y èste es un caso tìpico que confirma tal apreciaciòn.

Se ha ido para siempre ese 'retazo de carne doliente y cansada', ese 'rayo de luna perdido en la noche'. Se fueron para siempre 'los versos de un bardo que nadie cantò'.
Teodoro Rosales Ramos es autor del Himno a Barranca, de 'Arriba Alianza Lima', y fue declarado Personaje Ilustre por la Municipalidad de Barranca.

Teodoro Rosales Ramos ha muerto de tristeza con la màxima lealtad a sus versos; y estoy convencido que la Sociedad de Poetas y Narradores llevarà a cabo siempre con su nombre el IV Concurso Regional Escolar de Declamaciòn, como Homenaje Post-Mortem al Poeta de la Ultima Entrevista, en la que fueron testigos Dios, el viento de esa tarde, las arenas y el mar.
Una pena muy honda se aloja en nuestros corazones. Permìtanme terminar con los versos del amigo y poeta Julio Solòrzano:

CUANDO MUERE UN POETA


Cuando muere un poeta
calla la vida,
se entristece el alma,
el mundo suspira.

...Cuando muere un poeta,
hay un silencio profundo,
no hay cruz ni corona,
ni un llanto, ni un gemido.

...Cuando muere un poeta
hay calma en el cielo...

Cuando muere un poeta
no hay un adiòs
ni un hasta luego...

Cuando muere un poeta
hay paz en el alma...
esperando el momento
de su encuentro con Dios'

Paz en su tumba, y piedad para nuestras làgrimas, hermanas y hermanos poetas.


Raùl Gàlvez Cuèllar.
Lima, 22 de marzo de 2008

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