lunes, 28 de enero de 2008

EL PÁRROCO DE MORROPÓN

Llegó en nuevo párroco
al pueblito de Morropón.
Y a su primera misa entraron
22 mujeres y 3 varones.
Después del rito fue a buscarlos
en la cantina de la plaza del pueblo
Preguntó al primer hombre:
'Dime hijo, ¿tú deseas ir al cielo?'
El varón accede con una venia
y el curita le dice: 'alinéate por aquí'
El religioso pregunta a otro varón:
Contéstame, '¿tú deseas ir al cielo?
El hombre dice: 'por supuesto padre'
'Bien, acompáñate con este compadre'
Luego un campesino viene al bar apurado...
El sacerdote, 'Tú hijo, ¿deseas ir al cielo?'
Mesándose la barba, dice: ' No padre'
'Aclárame, si mueres, ¿no vas al cielo?'
'Ah, cuando yo muera,' repite el hombre
'yo pensé que hoy mismo me iba con ellos.

Chaco Gil. dic. 30, 07



Como ese campesino que fue requerido por el nuevo párroco de Morropón, muchos creen en la inmediatez antes que en la perseverancia de una forma de conducta.

El retrato psico-social que planteas es una forma de pensar que viene de tiempos inmemoriales, y así se lee en algunos pasajes de la Biblia. El Bar o la Cantina será siempre el refugio de la soledad del hombre, zarandeado y cacheteado por su destino, pero sobre todo y ante todo por la falta de esa Luz que sólo Cristo puede brindarnos.

Lutero condenó a quienes "cobraban" para llegar al cielo, y tu nuevo párroco, precisamente por ser "nuevo", quiso poner en práctica un procedimiento sui-gèneris, buscando en las cantinas a quienes voluntariamente no habían concurrido a misa, si tenemos en cuenta la asistencia de 22 féminas versus 3 machoides. Este muy somero comentario resulta de la lectura de Pastor del Cielo, que al mismo tiempo plantea el eterno dilema del hombre y de su alma ante el insondable, inexorable y eterno futuro. Mis felicitaciones brother.

Raùl Gàlvez Cuèllar.


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